El cartel muestra a Mufasa de pie con orgullo sobre una roca alta, iluminado por el cálido resplandor de un sol poniente. A su lado está Sarabi, de pie con gracia, mirando hacia el horizonte. Rafiki, el sabio mandril, está cerca con su bastón, rezumando sabiduría y calma. Zazú, el cálao, está encaramado un poco más arriba, observando la escena con sus ojos penetrantes. Abajo se extiende la vasta sabana, bañada por una luz dorada, creando una atmósfera majestuosa y atemporal.