Una paleta mordida descansa junto a un cono de helado de vainilla. Dos conos de helado que giran dominan la escena con su exquisitez. A su alrededor, frutas de verano como cerezas y fresas se dispersan alegremente. Una rodaja de sandía completa este refrescante cuadro. Es una explosión de dulzura helada y afrutada, perfecta para una tarde de verano.